domingo, 24 de mayo de 2009

Sahara Occidental: libros y otras publicaciones digitales en Internet (VI)

El Sahara español : estudio geológico, geográfico y botánico.
Bajo este título se agrupan cuatro trabajos que son resultado de los viajes científicos que realizaron en el Sahara Occidental, entre 1941 y 1946 los catedráticos Eduardo Hernández-Pacheco, Francisco Hernández-Pacheco, Manuel Alia Medina, Carlos Vidal Box y Emilio Guinea López y de los trabajos de laboratorio que completaron sus observaciones y recogida de datos.
La Primera parte lleva el título de “El Conjunto territorial hespérico” y es un estudio general geográfico e histórico del África Occidental incluidas las Canarias y de España. Esta primera parte está redactada por Eduardo Hernández-Pacheco.

La Segunda parte es el “Estudio geológico”, este si, centrado en el Sahara Occidental. Los autores son Alia Medina –el descubridor de los fosfatos de Bucraa- y Carlos Vidal

La Tercera parte es un estudio de la “Geografía física” y contiene los siguientes capítulos: El clima del Sahara español, El relieve sahariano, Estudio morfológico de la costa, La red fluvial y su evolución, Las aguas subterráneas. Las sebjas, y, el sexto y último, La acción eólica. Los autores son Francisco Hernández-Pacheco y Carlos Vidal

La Cuarta parte está dedicada al estudio de la “Geobotánica” saharaui y es trabajo de Emilio Guinea.
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Al final de las Primera, Tercera y Cuarta parte se relacionan las diferentes Bibliografías

He seleccionado algunos párrafos relativos al clima y su efecto sobre las personas:
“Entonces una gran sequedad existe en la atmósfera: las uñas, quebradizas, se rompen con facilidad, y en el mismo globo del ojo se aprecia la resequedad, originada por el viento, rozando los párpados desagradablemente al tratar de humedecerlos. Tal fenómeno fue también observado por Quiroga (1).”
p. 428

“Todo se cubre por la finísima masa de arena; el aire está saturado de polvo, y aún dentro del saco de dormir molesta el polvo que, con su impalpable masa, deseca y atormenta los ojos y hace chirriar los dientes.”
(...)
“A la madrugada, la temperatura raramente desciende de 22º; a las tres de la tarde sobrepasa los 45º y aún llega a los 49º. Diferencias de temperatura entre el amanecer y el centro del día de 25º, no son raras.
Con los grandes calores se presentan los fenómenos de espejismo..."
p. 432

“En el recorrido que hicimos en el mes de marzo desde Cabo Juby a Smara, pudimos observar fenómenos de espejismo en los campos de médanos de Dráa-Tufit.
Ya próximos a ellos, curiosos efectos de refracción modifican su aspecto, deformando sus sencillas siluetas, que se alargan verticalmente y se convierten en dentelladas lomas de muy variados relieves, entre los cuales aparentemente se adentran, interrumpiendo su conjunto amplias y azuladas masas de agua, cuya rizada superficie refleja el quebrado perfil. Las zonas en sombra al alargarse verticalmente y reflejarse en las irreales y azuladas lagunas, determinan fantásticas y frondosas arboledas, convirtiendo así el seco y desolado paisaje, en un risueño territorio con bosques y lagos, limitados por altas y quebradas colinas; falso y atrayente conjunto, que se agranda o se achica, que cambia de lugar o que desaparece repentinamente para surgir más lejos, rompiendo con sus irreales apariencias la monotonía de las largas caminatas.”

p. 433

“Mediada la tarde el irifi se hizo verdaderamente insoportable, llegando a rebasar la temperatura de 43º. Todo estaba sumergido en una densa polvareda que, al atardecer hizo que todo el cielo se tiñese de rojo intenso. El espectáculo era sumamente interesante y el ambiente ofrecía rasgos extraños.
Aunque la temperatura era muy alta, no se sudaba, pues el irifi era absolutamente seco.”
p. 435

Una copia digital de este libro la podéis encontrar en la Biblioteca del Jardín Botánico de Madrid

El Sahara español : estudio geológico, geográfico y botánico / por Eduardo Hernández-Pacheco...[et al.]. – Madrid : Instituto de Estudios Africanos, 1949
808 p., cxxii p. de lam. bl. y n. ; xx cm.

(1) Se refiere a la narración del viaje que Francisco Quiroga, junto a Julio Cervera, Felipe Rizzo y el rifeño el Hach Abd-el-Kader hicieron en el verano de 1886, desde Villa Cisneros –Dajla- en la península de Río de Oro hasta las salinas de Iyil (Idjil), hoy en la actual Mauritania: “Se me secaba la parte extrema del globo del ojo de tal manera, que me veía obligado a parpadear con frecuencia para humedecerlo, y aun a cerrar los ojos, librándolos así de la rápida evaporación que aquella atmósfera seca y constantemente renovada producía en mi órgano de la vista” (...)“Al sol he medido temperaturas en la superficie de las rocas de 65º y 70º, oscilando la del aire, en las mismas condiciones, alrededor de los 60º."

Conferencia dada por D. Francisco Quiroga.
En: Boletín de la Sociedad Geográfica de Madrid. – T. XXII. 1er. semestre de 1887, p. 23 y 24