martes, 31 de diciembre de 2013

Benito Lertxundi: Altabizkarko kantua - Itzaltzuko bardoa


Este próximo 6 de enero Benito Lertxundi cumplirá 72 años y alrededor de 50 años cantando.

"Gipuzkoako Orio herrian, 1942-garreneko urtean, Benito Lertxundi jaio zen. Etxeak bezela, erroak finkatuak dituzten gauzak bezela, jaiotherrian bizi da. (...)" "En el pueblo de Orio en el año 1942 , nació Benito Lertxundi..." Así comenzaba la presentación que se hacía de Benito Lertxundi en su primer disco editado por Cinsa-Edigsa en 1967, un disco de 45 rpm. que contenía, en la cara 1 las canciones Egia y Egun sentia y en la 2 las emblemáticas Zenbat gera y Loretxoa.

Lertxundi perteneció al colectivo Ez dok amairu, al igual que otros señalados cantantes vascos de la época como Mikel Laboa o Lurdes Iriondo, ambos fallecidos.

En esta nota vamos a comentar dos canciones interpretadas por Benito Lertxundi, canciones que están a medias entre la leyenda y la historia: Altabizkarko Kantua e Itzaltzuko bardoari (Canto de Altabizkar y Al bardo de Itzaltzu), contenidas en un disco doble editado en 1981; ambas volverían a aparecer, en 1994, en el album Hunkidura kuttunak, dos volúmenes en 4 CD's.

Altabizkarko Kantua es una canción dedicada a la batalla de Roncesvalles (Orreaga en euskara). Generalmente, muchos historiadores fechan esta batalla en el año 778, algunos para más precisión incluso en el 15 de agosto, en cuanto al lugar se supone que podría haber sido en el mismo Roncesvalles, en el puerto de Ibañeta o en el cercano Valcarlos (Luzaide en euskara).

Esta batalla fue conocida y popularizada por el poema épico La chanson de Roland, cantar de gesta compuesto en el siglo XI y atribuido a Turoldus (pues con esta frase concluye el manuscito: Ci falt la geste que Turoldus declinet ), aunque su autoría no está clara, puesto que también podría haber sido un mero recopilador o copista. El manuscrito más antiguo, sin embargo, es mas tardío. data del siglo XII.

La chanson de Roland se extendió en diversos idiomas y variantes y en torno a la historia y leyenda de Roland (también conocido por Roldán, Orlando, Errolan en euskara, etc...), diversos autores compusieron variadas obras como Orlando innamorato de Matteo M. Boiardo (S. XV), Orlando furioso de Ludovico Ariosto (S.XVI), etc.

A partir de la difusión de La chanson de Roland tomó cuerpo la suposición de que la batalla fue entre los árabes y las tropas de Carlomagno, pues el autor pone en el lugar del combate nada menos que a unos cientos de miles de "moros" (en una pintoresca descripción que hace comparable al "ejército sarraceno" con un ejército propio de una película de Conan o de las basadas en las obras de Tolkien), sin embargo, como sostienen la mayoría de los historiadores, el ataque a la retaguardia del ejército franco fue obra de "los vascones" con independencia de las alianzas que pudieran tener con los Banu Qasi de Zaragoza y su probable apoyo.

Ya Garibay, en el siglo XVI, precisa en su "Compendio historial de las crónicas y universal historia de los reinos de España"

"En tiêpo d'efte Rey Don Fortun Garces rcfulta aqlla famofa batalla d'el puerto de Rôces Valles en los môtes Pireneos, que fegun la comû opiniô de nueftros hiftoriadores, paffó en el año d'el nafcimiento de nueftro Señorde ochociêtos y nueue, fiendo el Emperador Carlos Magno vencido por Don Alonfo, cognominado el Cafto Rey de Ouiedo, y por efte Rey Don Fortun Garces y fus Nauarros, con quienes muchos naturales de Guipuzcoa,Bizcaya, Alaua y Afturias,y de otras partes q no eftauan bien con el dominio de los Francefes, fuerô prefentes en la batalla, donde efcriuen, q ayudó Marfil Rey Moro de Çaragoça,y q murió Roldâ conde de Bretaña, y otros Principes, côdes, y capitanes muy notables, quc en común hablar, llaman doze pares."

(En tiempo de este Rey Don Fortun Garcés resulta aquella famosa batalla del puerto de Roncesvalles en los montes Pirineos, que según la común opinión de nuestros historiadores, pasó en el año del nacimiento de nuestro Señor de ochocietnos nueve, siendo el Emperador Carlo Magno vencido por Don Alonso, cognominado el Casto Rey de Oviedo, y por este Rey Don Fortún Garcés y sus navarros, con quienes muchos naturales de Guipuzcoa, Vizcaya, Alava y Asturias, y de otras partes que no estaban bien con el dominio de los franceses, fueron presentes en la batalla, donde escriben, que ayudó Marsil Rey Moro de Zaragoza, y que murió Roldán conde de Bretaña, y otros Principes, condes, y capitanes muy notables, que en común hablar, llaman doce pares.)

Pero Altabizkarko kantua no es una composición medieval, aunque cuando se dio a conocer pretendió pasar por ello, su autor fue Eugène Garay de Monglave (1796-1873). El canto está escrito en francés en 1828 y traducido al euskara por Louis Duhalde. Monglave lo publica en euskara en 1835, como una obra contemporánea a "La chanson de Roland", y aunque en su época fue objeto de polémica la autenticidad de este canto, desde hace mucho tiempo está clara la autoría de Monglave .


Itzaltzuko bardoa, está basada en la narración del mismo nombre de Arturo Campión, El bardo de Izalzu, publicada en 1917, cuyos protagonistas principales son Gartxot y su hijo Mikelot.

Campión nos relata su estancia en un caserío del valle de Salazar y como escucha a una de las jóvenes de la casa, Andresa Berreda, la historia de Gartxot cuyo final es según esta narración el que sigue:

"(...) Antes de que tres noches se hubiesen tragado a tres días, los gendarmes pusieron preso a Garchot y le llevaron al prior. Este le excomulgó y condenó a permanecer encerrado en la torre de Elkorreta, con un pan de libra y una pinta de agua, hasta que se muriese de hambre y de sed. Garchot, asomado a la ventana de su cárcel, solía estar llorando, y las palomas del valle venían a darle acompañamiento. Pero también solían decirle mientras revolaban: «Garchot: fuiste insensato; te mofaste de los señores canónigos, a quienes debemos respeto y veneración.» Y Garchot,agradecido, les arrojaba migas de pan. Y cuando se le acabaron las provisiones, y sus tripas, rechinando, se le corrían llenas de aire, y él daba voces lastimeras, gritando: «¡Ay de mí, ay de mí!», acudían del monte las palomas, llevándole en el pico «gusandos» de la tierra, frutas de los árboles y buches de agua fresca [...] En memoria de todo, decimos los de Itzaltzu, cuando suben las nieblas hondas al Abodi: «Ahí van las palomas del valle a dar de comer a Garchot, hambriento en Elkorreta.» Y ellos vivieron bien y yo también."

Y siguiendo este relato comienza la canción de Lertxundi


"Ehunka uso Elkorretako inguruetan
   Itzaltzuko bardoaren bila etsipeneta
Gari ttantta bana dute mokoetan
ezarri ahal izateko Gartxoten ezpainetan."
(...)
"Cientos de palomas alrededor de Elkorreta
buscando desesperadamente al bardo de Itzaltzu.
Lleva cada una, un grano de trigo en el pico
para dejarla sobre los labios de Gartxot."

Campión cuenta como la historia de Andresa le inquieta e intriga, como prosigue sus averiguaciones sobre lo sucedido en el pasado y finalmente explica como llega a escribir la narración:


Dejadas aparte las noticias de interés general contenidas en mis hallazgos de los archivos de Pamplona y Roncesvalles, absolutamente inéditas, puesto que esos documentos nadie los ha visto, me apliqué a extractar las que se relacionaban o podían relacionarse con el caso de Garchot de Itzaltzu, blanco otra vez propuesto a mi atención. El relato de Andresa, y su variante, las notas documentales, (...) La imaginación reconstructiva, hostigada por el misterio, rellenaba poco a poco los huecos, iluminaba las tinieblas y enriquecía la avarienta parsimonia de los textos, descifraba el enigma de las alusiones... En la vigilia de cierta noche que había meditado sin tasa sobre mi información, se me apareció impensadamente en el pensamiento la historia completa de las desventuras de Garchot, (...).

Gartxot de Itzaltzu, collazo al servicio de la abadía de Orreaga, pastor y guía, con su hijo Mikelot, de doce años, canta en las fiestas y romerías. La voz de Mikelot, cristalina y bella, era la mejor voz que nunca se hubiera escuchado.

En la hospedería de Orreaga le oyen cantar el abad, así como el mismo Turoldo, el autor de la "Chanson de Roland", según la narración de Campión; y el canto que Campión pone en boca de Mikelot es el Canto de Altabizkar, el poema de Monglave:


"...¡Ya llegan, ya llegan! Es un bosque de lanzas
Con multicolores banderolas en medio.
Saltan rayos de las armas.
¿Cuántos son, muchacho? ¡Cuéntalos bien!
Uno, dos, tres, cuatro, cinco, seis,
siete, ocho, nueve, diez, once, doce,
Trece, catorce, quince, diez y seis,
diez y siete, diez y ocho,
diez y nueve, veinte.
Y veinte, y miles todavía .
Perderíamos el tiempo contándolos...."

(...)

"Heldu dira! Heldu dira!
Zer lantzazko sasia!
Nola zer nahi kolorezko banderak
heien erdian agertzen diren!
Zer zimiztak atheratzen diren
heien armetarik! (bis)
Zenbat dira?
Haurra, kontatzak ongi.
Bat, biga, hirur, laur, bortz,
sei, zazpi, zortzi, bederatzi
hamar, hameka, hamabi, hamairur,
hamalaur, hamabortz, hamasei,
hamazazpi, hemezortzi,
hemeretzi, hogei."

(...)

La canción causa sorpresa a los peregrinos extranjeros que van o vuelven de Santiago de Compostela: "¿Quienes son esos vascones que dicen que derrotaron a Carlomagno?"; también les indigna: "¿Qué buscan en nuestras montañas esos hombres del Norte?», les sonaba a ultraje, y pretendían tomar venganza.

El abad Begón, puesto de pie, levantó en alto el crucifijo que llevaba sobre el pecho. Nadie resistió al suave requerimiento. De la torre abacial cayeron las campanadas de la queda."

Los monjes deciden separar a Gartxot de su hijo, Mikelot, y retenerle con ellos. Su voz les ha impresionado: "Dicen que la de Mikelot es voz de ángel. Quieren que aprenda a cantar las canciones de ellos y las de la Iglesia. Le darán buena vida. Acaso llegue a ser fraile, ¡y aun abad! Resígnate, Garchot; no des coces contra los clavos." Le dice el merino de Sangüesa a Gartxot cuando le conduce camino de Izalzu.

A lo que Gartxot contestó: "Sí, sí; le darán buena vida; pero él prefiere la pobreza conmigo, que soy su padre, y en mí adora; con su padre, que le enseñó las canciones de la tierra , más viejas y más nuestras que los árboles del Irati . No nació el ruiseñor para repetir los graznidos de los cuervos."

Tiempo después Gartxot rescata a su hijo y le lleva junto a él. a Elkorreta. Pero, más tarde, cuando está en el pueblo es encontrado; el merino le conmina a que entregue a Mikelot, pero antes de separarse de él:

"...mientras los mesnaderos se apeaban, tomó del suelo una pella de barro, apretó la garganta de Mikelot,y en la boca del chico, desmesuradamente abierta, metió la pella y tapiósela con la mano.

¡Ah, fray Martín—clamó estentóreamente—, cómo nos matas! ¡Que el demonio cante tus maitines! Mikelot, asfixiado, cayó, como un montón de ropas sin cuerpo, a los pies de su padre. Sonó un grito de espanto."

Atzaparka bat lurrez
hire seme maitearen
abots gardena itoaz
nola herri bakoitzak
bere defuntuak
lurperatu ohi dituen.

(...)

Ahogando con un puñado de tierra
a voz querida de tu hijo,
recordaste cómo cada pueblo
entierra a sus difuntos.

(...)

Ai Frai Martin,
hire zitalkeriak
bardoa hilen dik
bainan haren
sumindura hilezkorra
ondotik izango duk
eta hire maitinak
deabruak kantatuko dizkik.

(...)

Ay Fray Martín,
tu traición mató al bardo,
pero su eterna cólera
te perseguirá siempre y tus maitines
te los cantará el diablo.

La historia de Gartxot y Mikelot se plasmó, a finales de los años 90, en una narración gráfica cuyo autor es Urmeneta, que años más tarde dirigió una película de dibujos animados estrenada en el año 2011.